El dormitorio debe ser una habitación cálida y confortable. Si nos disponemos a reformarlo para añadirle un vestidor, el primer aspecto que incidirá en si hacerlo dentro o fuera de éste es el espacio del que disponemos. En virtud a él podremos saber si cabe o no dentro.
Si el dormitorio es pequeño difícilmente podremos habilitar un vestidor en su interior. Si así es no tendremos otro remedio que utilizar una habitación colindante para que espejos y estantes la ocupen. Si comunicamos ambas habitaciones, el vestidor está solucionado. Quedará amplio y aislado, aunque nos restará una estancia en casa.
En el caso de que el dormitorio sea grande, la oportuna reforma creará un espacio cómodo con la ropa siempre a mano y nos inclinaremos por un vestidor en su interior. Debemos tener muy presente que no puede ser un espacio agobiante ni estrecho ya que irá en contra de su propia función y no nos será útil. Tampoco debe robar al dormitorio un espacio excesivo ya que esta habitación debe quedar amplia y espaciosa. En el vestidor es muy importante que diseñemos una buena iluminación y que coloquemos espejos que tengan el suficiente espacio como para que podamos vernos en ellos sin agobios. Puertas correderas y armarios empotrados nos ayudarán a optimizarlo.
También es importante que exista una buena iluminación, que haya grandes espejos para que puedas verte y dé sensación de amplitud y mejor con puertas correderas y armarios empotrados para aprovechar al máximo cada centímetro. Todo ello requiere su espacio, por lo que su viabilidad o no nos hará escoger entre dentro o fuera del dormitorio.
Según tus necesidades y del espacio disponible será más interesante el vestidor en el dormitorio o separado. En el dormitorio siempre quedará todo más cerca y podrás acceder a él con rapidez.